lunes, 27 de junio de 2011

Carta en Memoria de mi Pastor


Amados hermanos, discípulos del Señor a quienes en los tiempos postreros se les ha puesto en las manos el testimonio de los mártires y la responsabilidad de apacentar la grey, preparándonos para la prontísima venida del Mesías. Les recuerdo las cosas que ya saben, que hasta el día de hoy las doctrinas, instrucciones y mandatos que nos dejó el Apóstol Pablo siguen vigentes para la Iglesia porque él era una autoridad apostólica y porque su llamado no se acabó con su partida física.

De hecho, para Dios todos sus siervos viven, por eso Él se sigue llamando Dios de Abraham, Isaac y Jacob; aún cuando "Él no es Dios de muertos sino de vivos" Mt 22:32. Eliseo al abrir el Jordán exclamó: "¿Donde está el Dios de Elías?" 2Re 2:14 porque Dios abriría ese río en función a las promesas y a la autoridad de Elías aún cuando él profeta no estaba ya en la tierra. Luego Eliseo tras morir resucitó a otro muerto, cuando el cadáver tocó sus huesos 2Re 2:14.

Así podemos ver como la autoridad de Dios no abandona a sus siervos que han partido, por el contrario, su legado y autoridad son eternizadas pues han vencido y están en Gloria. Así el Señor sigue cumpliendo las promesas hechas a Abraham y actúa en función al "amor eterno a David" Is 55:3.

José Inciarte como Pastor principal de la Iglesia de la Cruz sigue siendo nuestra máxima autoridad pastoral, de la misma manera como Pablo es nuestra Autoridad apostólica. Hoy podemos exclamar a la manera de Eliseo ¡Donde está el Dios de José Inciarte! al enfrentarnos a los nuevos desafíos del presente. El Dios de José Inciarte fue el que levantó la más grande obra cristiana del Occidente Nacional y la tornó en una referencia mundial de la Autoridad Divina.

Transgredir las instrucciones dejadas por nuestro pastor principal, por nuestra mayor autoridad, sería pecado de rebelión 1 Sam 15:23, por eso nuestra Iglesia se ha dispuesto a seguir el legado, el ejemplo, las instrucciones, la doctrina y las órdenes de nuestro pastor, quién sostuvo nuestra senda en rectitud, quién nos orientó con su ejemplo, quien oró por nosotros en nuestras lágrimas y cuya visión transmitida a sus discípulos trasciende su propia existencia terrena.

Lo haremos por encima de cualquier obstáculo y de cualquier ataque del enemigo, seremos fuertes y valientes porque Dios estará con nosotros como estuvo con Él Jos 1:9 y honraremos su memoria porque obedeceremos sus dichos y al liderazgo que según lo expresado por él, haya de darle continuidad a su obra.

Cada uno de nosotros debe orar así: “Detén asimismo á tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí: Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.” Sal 19:13

Hoy más que nunca la Iglesia de la Cruz se consolidará y dará frutos, se fortalecerá y traerá bendición a esta nación. No debe haber un ápice de temor, la tristeza por extrañarlo es natural pero debe ser canalizada hacía un mayor ahínco en la obediencia y en el esfuerzo coordinado hasta la venida de Jesucristo. Pues así tendremos "amplia y generosa entrada" 2Pe 1:11 en el reino por venir donde veremos en gloria a nuestro amado pastor.

En su larga historia la Iglesia de la Cruz ha atravesado numerosas pruebas, la partida del ángel de nuestra Iglesia es una más, pero "Aquel que comenzó en nosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" Fil 1:6. El Espíritu Santo nos guiará y sostendrá por amor a su nombre, por amor a las almas redimidas y por amor a las que faltan aún por creer.

Más que nunca debemos orar y derribar a los principados que traen derrota a nuestra nación y así "teniendo tan grande nube de testigos" He 12:1, debemos dar lo mejor de nosotros para callar toda voz de desánimo, a todo agorero, y a todo hermano confundido "hacerlo volver" Sant 5:19-20. Porque ahora nuestro pastor ha entrado al "hall de la fama de la Biblia" como solía decir de Hebreos 11 y Él ahora es uno de esos testigos de nuestra obra que allí se mencionan.

Tras haber ejercido el pastorado junto a mi familia por varios años y habiendo fundado una Iglesia hija de la Iglesia de la Cruz, he podido constatar en carne propia la importancia de haber obedecido a mi pastor José Inciarte aún cuando a veces no estuviera de acuerdo. Cuantas veces algunas de sus decisiones me parecieron incomprensibles, pero luego de haber tenido una probada de lo que a él le tocó vivir y haber sido enfrentado a situaciones semejantes, me he dado cuenta de que siempre tuvo la razón.

Por eso perdí el temor a obedecerle con los ojos cerrados, porque entendí que él velaba por mi alma He 13:7. Aún cuando estaba en otra ciudad y no lo teníamos cerca, nos propusimos continuar su legado y hacer lo que nos enseñó tal y como nos lo enseñó, sin desviarnos a derecha ni a izquierda. Hoy es una distancia mayor la que nos separa de él, sin embargo esta distancia es pasajera y no es infranqueable de hecho pronto nos veremos.

Ese día también veré a mi padre terrenal, quien ya debe haberle puesto el aire acondicionado a la nueva Jerusalén. (Es broma). Mis dos pastores y mis dos padres se han ido en corto tiempo y la tristeza que siento es doble, ¡Cuánto daría por verles! Pero cuán avergonzado me sentiré sino puedo enseñarles buenos frutos de la obra que me dejaron en las manos. Así que ahora me esfuerzo por ser hallado aprobado 2 Tim 2:15 y no tener nada de qué avergonzarme en aquel gran día.

En la Iglesia donde el Pastor Inciarte nos dejó, la Iglesia Casa de Oración en la Concepción, mi papá dejó a su esposa y a sus hijos a cargo de continuar su obra y allí Dios nos honrará por seguir así como fuimos instruidos Col 2:7, igualmente es el deber de todos nosotros como miembros de la Iglesia de la Cruz continuar como fuimos enseñados por nuestro pastor quién no nos guió tan solo por tres años sino por varias décadas, quién nos entregó su juventud, su recursos, sus dones y aún sacrificó su familia en muchas maneras y en atenciones debidas por mantener la obra de Dios.

Él no recibió un templo levantado, una oficina con aire acondicionado y un salario estable. El recibió una iglesia pequeña, pobre y perseguida en un entorno religioso y político hostil. Él, su familia y la familia Cobos antes de él y junto con él, sembraron lo que hoy día nosotros hemos cosechado.

Ellos y muchos siervos que algunos conocen y otros desconocen, pagaron con su sudor, sus lágrimas y su sangre las bendiciones que nosotros hoy disfrutamos. A los muchos hermanos que se nos han unido durante la última década les traigo a memoria que, están montados sobre los hombros de verdaderos gigantes de la fe y que eso debe mantenernos humildes pues no tenemos nada que no hayamos recibido 1 Co 4:7 por la Gracia Divina y por el esfuerzo de nuestros hermanos.

A los hermanos que tienen muchos años en el Señor y en su obra les recuerdo que en el Señor no hay espacio para la jactancia y que no tenemos derecho de ofender a ninguno de nuestros hermanos aunque sean de menor experiencia.

Por eso les exhorto a mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la Paz Efe 4:3 y dicha unidad en sujeción reverente a la Memoria, Enseñanza e Instrucciones de nuestros pastores José Inciarte y José Sacramento Cobos. 1 Tes 5:12.

Que Dios bendiga y dé dirección al cuerpo pastoral, al cuerpo legal y a la directiva de la Iglesia, les recuerdo que de sus decisiones no solo depende la Iglesia de la Cruz y las miles de almas que la conforman, sino en buena medida el cristianismo en toda Venezuela, lo cual no deja lugar a los personalismos y a la defensa de posturas individuales. Esto no puede volverse una competencia de credenciales, ni una contienda teológica ni mucho menos un altercado legal, pues no podemos litigar ante los incrédulos 1Co 6:1. Mansedumbre y humildad, las dos características distintivas del Maestro son hoy más necesarias que nunca, se tenga la razón o no.

Considerar a los otros como superiores a nosotros en lugar de pelearnos por nuestras parcelas aunque sean legítimas, es imprescindible para mantener la unidad Fil 2:3 al hacerlo superaremos las rivalidades; y perdonar la faltas de los hermanos es imprescindible para el respaldo divino Col 3:13. Creo que siempre nos fallaremos unos otros, la diferencia la hará nuestra capacidad para perdonar y amar.

En memoria de mi Amado Pastor,

Os saludo y envío bendiciones de amor Cristo

Paz de Dios,

Pastor

Mgr. Antonio Cordero Hijo

Fil 4:7