viernes, 6 de noviembre de 2009

SOBRE LOS FALSOS MAESTROS: Detractores

¡Qué dulces son las razones ecuánimes!, pero, ¿qué es lo que critican vuestras críticas? Job 6:25

En el momento en que Job pronuncia estas palabras, lo hacía como respuesta a la interpelación de sus amigos, mientras estaba pasando por un proceso que Dios había permitido, con el fin de hacerlo llegar a una mayor profundidad en el conocimiento de Dios, por eso uno de mis pasajes favoritos es Job 19:25-26.

“Yo sé que mi redentor vive y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios”

Job pudo entender que el proceso que vivía estaba rasgando su piel y haciéndolo perder la superficialidad de su existencia, rompiendo su ego para que su conocimiento de Dios fuera realmente un acomodo de “lo espiritual a lo espiritual” 1 Corintios 2:13 y no un mero aprendizaje intelectual, lo cual se cumplió cuando Dios pudo finalmente revelarse a su siervo en toda su gloria, a lo cual este exclamó:
“De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven” Job 42:5

La prueba había permitido doblegar la carne de Job de tal manera que fue capaz de comprender a Dios de una forma que habría sido imposible sin haber pasado por los sufrimientos que le antes le acongojaron, sin embargo; sus amigos disertando en la carne eran incapaces de comprender el proceso de Dios, y su intelecto solo les permitía vislumbrar una “justicia” bajo la perspectiva humana que los llevó explicar la vida en base los “Por qué”, pero Dios no responde por lo general a nuestros “Por qué” sino al “¿Para Qué?”

La situación de Job no se debía a algo que hubiera hecho en el pasado sino a un fruto que recogería en el futuro. En base a sus conclusiones erróneas producto de una miopía espiritual, los amigos utilizaron un recurso característico de los falsos maestros: la detracción, la cual podemos igualar a la crítica incorrecta, injustificada y destructiva.

En la lista de características ofrecida por Pablo acerca de los falsos maestros se ubica esta categoría pecaminosa como un elemento arraigado en la personalidad y comportamiento de aquellos que abandonan el conocimiento de Dios.

"Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, DETRACTORES, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados, los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen."

Los detractores critican lo que no entienden, lo que sobrepasa el límite de lo natural y carnal, porque debido a su superficialidad, su fobia hacia los padecimientos de Cristo, su apego a la comodidad y su rechazo a los compromisos, les resulta de alivio encontrar explicaciones a los problemas ajenos, culpabilizando a otros a fin de asegurarle a su conciencia tranquilidad con respecto a su propio futuro.

De ahí viene la crítica como medida de autoprotección psicológica, como recurso para reducir la propia angustia; ante el dolor de otro, el detractor dirá: “eso te pasó a ti porque algo hiciste para merecerlo”, al hacerlo también se dice a sí mismo, “a mí no me pasará eso jamás”. Mientras más critica a otros, más reduce sus propios sentimientos de culpa.

Sin embargo esto no puede ocurrir si no se distorsiona la realidad, no basta con decir la verdad acerca de los que se critica, hace falta distorsionar e inventar hechos para poder sustentar los alegatos del detractor, por eso la Palabra establece:

“El malo está atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha la lengua detractora.” Proverbios 17:4

Por supuesto que los detractores tienen su público, abundan quienes sucumben ante sus propuestas, porque desean escuchar su detracción, porque les es favorable criticar al que hace lo bueno y se esfuerza por agradar a Dios. El detractor con nada está conforme, ningún esfuerzo le es suficiente, podrá encontrar desafinos en los coros celestes.

Entrará en una congregación de santos y podrá culparlos a todos ellos por sus propios pecados, su condición caída se ve justificada ante sus ojos en consecuencia de la “hipocresía”, “falta de amor” y “desatención” de los creyentes.

Cuidado con la lengua de ellos, líderes falsos infiltrados entre los siervos del Altísimo que comenzarán a llenar sus labios de acusaciones falsas para arrastrar a los incautos hacia su propio provecho, haciéndolos desconfiar de sus pastores que en verdad se interesan por la salvación de sus almas.